sábado, 30 de mayo de 2009

Palabras bonitas

Siempre me he planteado de dónde proviene la belleza de las palabras. Seguramente, si hacemos una encuesta sobre palabras bonitas, las que más aparecerían serían amor, amistad, honestidad, sinceridad, flor, atardecer, etc. Pero no estaríamos hablando de palabras bonitas, sino de palabras cuyo contenido semántico nos gusta.
Woody Allen decía en su película Desmontando a Harry que, al contrario de lo que todo el mundo piensa, las palabras más bonitas del mundo no son "te quiero", sino "es benigno". En mi caso el otro día se trató de "es sólo un absceso de pared".
La belleza de las palabras para mí, se encuentra en su fonética. Hay palabras que sobre todo a los extranjeros les suena muy bien como zanahoria, sátrapa, lluvia, sandalia, pestaña, tristeza, calcetines, palabras cuya sonoridad consiguen hacer que el castellano suene bonito frente a su lengua materna.
Hay palabras cuya sonoridad me atrae, como ánfora, tremenditud, jamón, o inflación, esta última por la curiosidad de su pronunciación ya que aunque sólo tiene una “c”, al pronunciarla siempre aparecen dos, y lo que se oye es “inflacción”.
También depende mucho de la entonación, los acentos, etc., por ejemplo, seguro que alguna vez hemos pensado o hemos oído decir a alguien que la lengua italiana suena bonita, muy musical, esto es debido sobre todo a que los plurales los hacen normalmente con la “i” y que además casi todas las palabras son esdrújulas.
Palabras como calamar, alamar, cairel, suenan bonitas y si pasan a plural suenan espectaculares calamares, alamares y caireles, así como faralaes que no tiene singular o tijeras que tampoco lo tiene.
El castellano se ve enriquecido con palabras provenientes de Sudamérica y que además de ser bonitas nos pueden llamar la atención por su significado que en multitud de ocasiones nos resultan impensables y/o nos llaman a engaño, como por ejemplo las colombianas añoñi, que se usa cuando alguien está entusiasmado por hacer algo; gomelo, que define al hijo de gente adinerada, que todo lo tiene gracias a ellos; culebra, que es una deuda; etc.
Las venezolanas arrecho, utilizada para definir al malhumorado o con poca paciencia; bochinche, ruidoso, sin orden, relajo, fiesta; chamo o chama, muchacho o muchacha joven, adolescente; guachimán, palabra compuesta proveniente del inglés que se compone de watch (mirar) y man (hombre) hombre que mira, es decir vigilante, o persona que cuida; sifrino, persona pudiente, por lo general denota una actitud despectiva hacia los demás, que no sean de su mismo nivel social o económico.
En Ecuador, más concretamente en Guayaquil, una palabra tan bonita como acomodar pierde su significado castellano para tomar el de tener relaciones sexuales y dejar a la otra persona satisfecha y alegre; anchetas son las partes íntimas y anchetear mirar lascivamente a mujeres desnudas; ñocuda es una mujer con el trasero grande, y encachinado es estar vestido elegantemente.
Es enorme la riqueza del español gracias a las palabras autóctonas de cada lugar, es por esto que si alguien lee esta entrada y conoce palabras de su lugar de nacimiento o residencia, me las podría mandar a modo de comentario, anunciándole ya de antemano que le quedaría enormemente agradecido.
Son muchas las palabras que nos pueden resultar bonitas, pero sin lugar a dudas, la palabra más bonita del mundo es el nombre de la primera persona que leerá esta entrada.

viernes, 29 de mayo de 2009

La prensa deportiva y Manolo Jiménez

La temporada pasada, un exjugador del Sevilla F. C., internacional absoluto con España, dejó de ser entrenador del Sevilla Atlético al que dejó en Segunda División, ahora llamada Liga Adelante, para entrenar al primer equipo, al Sevilla F. C., que es, ha sido y será el equipo de sus amores.
La situación del equipo cuando Jiménez llegó no era muy halagüeña, el comienzo de temporada había sido duro. La repentina muerte de Antonio Puerta, tras un ataque al corazón en el primer partido de la temporada, había dado un duro golpe a la plantilla, propiciando la pérdida de la Supercopa de Europa ante el Milán y un mal comienzo de temporada. Juande Ramos abandonaba precipitadamente, y por la puerta de atrás, el banquillo sevillista con un contrato supermillonario con el Tottenham, dejando al equipo con siete puntos y nueve partidos jugados.
Desde su llegada Jiménez sufrió los improperios y críticas injustificadas de la prensa sevillana, andaluza y nacional. El Sevilla quedó quinto al final de temporada empatado a puntos con el cuarto clasificado que jugó la Champions League gracias al goal average, y con bajas importantes, como la ya mencionada de Antonio Puerta, la de Javi Navarro, bajas por cesiones a sus respectivas selecciones, como las de Kanouté, Keitá y Koné durante un mes por la Copa de África, las interminables lesiones de Chevantón y Acosta, etc.
Durante todo el verano el problema de la prensa no era otro más que la urgencia por la renovación del entrenador del otro equipo de la ciudad (Real Betis Balompié), Sr. Chaparro, que había salvado al equipo del descenso en el último partido, y la no conveniencia de que Jiménez siguiera al frente del Sevilla F. C.
El cuento de la temporada ha sido el mismo, Chaparro es muy bueno y Jiménez muy malo. La plantilla sevillista había recibido un duro varapalo en sus miembros, Poulsen, Keitá y sobre todo Alves habían abandonado la disciplina sevillista; Koné, Acosta, Chevantón y Javi Navarro, seguían en el dique seco por sus lesiones; y Luis Fabiano no llegaba a alcanzar su punta de estado de forma por las lesiones. Además, alguien tan importante como Maresca no alcanzaba su mejor estado de forma, y tras unas palabras sobre el entrenador quedaba prácticamente apartado del equipo, de forma y manera que seguramente este verano deje de pertenecer a esta plantilla.
Termina la temporada, en el banquillo del otro equipo de la ciudad no está el Sr. Chaparro, destituido por la mala marcha del equipo que aún hoy no está salvado del descenso y sólo queda un partido por disputar, y el Sevilla F. C. se ha clasificado tercero, con récord de puntos y de partidos ganados, ocupando plaza directa para disputar la Champions League la temporada 2009-2010. Ha llegado a semifinales en la Copa del Rey y fue eliminado en la fase de grupos de la Copa de la UEFA, con seis puntos, siendo el único equipo eliminado con esos puntos.
Una jornada antes de terminar esta temporada, con los deberes bien hechos, Manolo Jiménez ha sido confirmado y ha firmado una temporada más como entrenador del Sevilla F. C. Señores de la prensa, a ver qué inventan ahora para vituperar y desprestigiar el trabajo de este sevillista que seguramente les seguirá dando dolores de tripas con sus éxitos.
¡Viva el Sevilla!

miércoles, 20 de mayo de 2009

La papa

Hace tiempo que quiero opinar sobre si debemos llamar papa o patata a este tubérculo, y no creo que sea necesario aclarar que me inclino por llamarlo papa, no por ser andaluz sino por un motivo claro, la papa la introdujimos los españoles en Europa como papa, ¿para qué aceptar anglicismos?
Igualmente, el hecho de que haya países que sufren hambrunas y ahora que estamos en la famosa crisis económica, quizás si rebuscásemos en el baúl de la historia nos daríamos cuenta de que hay soluciones, entre ellas la papa. Quizás con la información siguiente esto pueda quedar más claro.
Los historiadores coinciden en postular que la papa llegó a suelo europeo por primera vez hacia 1570, tras haber hecho escala en las Islas Canarias. A partir de 1573 el tubérculo originario del Perú apareció en los libros de cuentas del Hospital de la Sangre de Sevilla, que registraba como proveedor al Convento Los Remedios de los Carmelitas Descalzos. Esta orden fue fundada por Teresa de Ávila, que conocía la papa y sus bondades alimenticias y curativas gracias a su padre y a sus hermanos que vivían en América Latina.
En este claustro vivió también el italiano Nicolas Doria, quien al dejar Sevilla e instalarse en Génova llevó consigo la papa a la península Itálica. Fue el obispo Bononi de Vercelli, convencido de las bondades del tubérculo, quien lo introdujo en 1586 en lo que hoy es territorio de Bélgica al ofrecerlo al gobernador de Mons, Philippe de Sivry, quien a su vez lo presentó al botanista Carolas Clusius. Este estudioso originario de Viena fue el autor del primer dibujo de la papa, que data de 1588, y fue quien la describió por primera vez en detalle en su obra Rarorium Plantarum Historia, editada en 1601. En 1584 la papa hizo su ingreso en Inglaterra, por mano del aventurero explorador Sir Walter Raleigh, quien conoció el tubérculo gracias a Francis Drake. En Inglaterra, la introducción de este tubérculo en Inglaterra tuvo mucho que ver con la denominación actual de patata.
"Papa" es el nombre nativo (quechua) dado al tubérculo blanco que hoy se consume por todos los rincones del mundo. En regiones demasiado frías para el maíz, las culturas americanas plantaban papas. Los ingleses conocían la batata que llegó a Europa en el siglo XVI. Por similitud de aspecto pasaron de llamar botato a potato y este anglicismo dio en llamar a la papa como patata.
Una vez desperdigada por la mayor parte de países europeos, la papa se implantó con rapidez. Gracias a su resistencia alivió las hambrunas causadas por la Guerra de los Treinta Años que desangraba el continente desde 1618. Sin embargo, su uso lo motivaban la escasez de alimentos y el estado de emergencia y no así sus propiedades. Sólo los horticultores y amantes de las plantas la apreciaban de verdad.
En Alemania se obligaba a los campesinos a cultivarlas. Se preparaban con salchichas, hecha puré, se consumía el almidón y se hervía para hacer aguardiente.
En Francia la papa era un alimento denostado y se conocía como alimento de pobres y para el ganado. Tuvo que llegar Antoine Parmentier para cambiar la situación. Este farmacéutico de la Armada Francesa, que conoció la papa mientras estuvo preso en Alemania, se las ingenió para propagar su uso en Francia. La presentó al rey Luis XVI y obtuvo su autorización para hacer vigilar por soldados los campos de papa que había mandado sembrar cerca de París. Pero sólo de día. De noche los dejaba sin resguardo a merced del pueblo que entraba a robárselas. De esta forma la papa fue vista como algo precioso y comenzó a ser apreciada por todas las capas de la población.
A partir de entonces el cultivo y el consumo de la papa se hicieron cada vez más populares en Europa. En Irlanda su implantación prosperó tanto que llegó a convertirse en un alimento indispensable. Hacia 1850 cuando una plaga de mildiu arrasó la producción del tubérculo, un millón de irlandeses murieron de hambre y otro millón partieron desesperados a EE.UU. Este hecho fue conocido como la Gran hambruna de la patata.
Los historiadores no pueden imaginar cómo se habrían alimentado los obreros de la Revolución Industrial Europea sin el concurso de la papa.
En la actualidad los europeos son los más grandes consumidores de papa en el mundo. Mientras que los latinoamericanos y asiáticos consumen unos 25 kilos de papa anuales, los europeos comen 96. Y ellos son, junto a los asiáticos, también los más importantes productores (juntos suministran el 80% de la producción mundial).
Alemania, Polonia, Holanda y Francia son los más grandes productores del Viejo Mundo. Francia es la primera exportadora de papa en Europa. Su producción se ha triplicado en los últimos 10 años. La bonanza que vive el sector en Francia no es producto del azar, sino de la existencia y el trabajo del CNIPT (Comité Nacional Interprofesional de la Papa), una organización que cuenta con un presupuesto de 7 millones de euros anuales para velar por la calidad de la producción y la promoción de la papa francesa dentro y fuera del país.
Jean Luc Gosselin, su director, sabe bien que ante la subida de los precios de los alimentos básicos, la papa puede ser nuevamente la salvadora de millones de personas: "Por su altísimo rendimiento por hectárea, por sus cualidades nutritivas y porque como cultivo local está al abrigo de la especulación en el mercado internacional".
La papa es la cuarta planta de más redimiendo del mundo (detrás del trigo, del arroz, y del maíz) pero su producción requiere sólo el 10 % del área de estas otras cosechas.
Como anécdota podemos entrar en la disquisición Franco-Belga sobre el origen de la papa frita. No existen evidencias históricas ni científicas sobre su origen. Paul Ilegems, experto en la materia y autor del libro Los misterios de la papa frita, postula que el primer ancestro de esta forma de consumir el tubérculo andino se remonta al siglo XVI, cuando Teresa de Ávila trataba de curar a enfermos alimentándolos con el tubérculo frito en aceite de oliva.
El estudioso apoya también la hipótesis de que el origen de la papa frita como se la conoce hoy en día podría encontrarse en el valle del río Mosa en Bélgica. "Los habitantes de esta región solían freír pescaditos para alimentarse. Hacia 1750, cuando los crudos inviernos congelaron el río, los lugareños habrían empezado a freír barritas de papa como alternativa a los pequeños pescados". Esta es la hipótesis que manejan los belgas y, aunque no pueden tener una certeza a prueba de balas, sí están convencidos de que la papa frita no es francesa ni mucho menos estadounidense.
El apelativo French Fries habría sido acuñado por los soldados estadounidenses que en la Primera Guerra Mundial recibieron papas fritas de soldados belgas de la región de Valonia y a quienes, por ser francófonos, éstos tomaron por franceses, creándose la confusión propagada hoy por el mundo entero.
Mientras que la precisa e indiscutible cuna de la papa frita permanecerá oculta, no existe polémica sobre el origen de las papitas. En 1852 el cocinero neoyorkino George Crum tras recibir de regreso en su cocina un plato de papa por ser ésta demasiado voluminosa, la devolvió al cliente cortada en decenas de láminas fritas. Al ver la satisfacción del comensal, Crum lo supo: ¡Habían nacido las chips!
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