domingo, 7 de junio de 2009

Barack Obama no estudió Historia Medieval

El pasado día 4 de este mes, el presidente de EEUU, Barack Obama, pronunció en El Cairo un discurso calificado de histórico, en el que no sólo alabó los logros de la civilización islámica y dijo que EEUU y el Islam no están en guerra, sino que, a su vez, lanzó una dura e inusual crítica contra la ocupación israelí de los territorios palestinos.
En realidad lo de calificar como histórico este discurso no es más que una ironía. En una de sus argumentaciones, Obama apeló a la necesidad de recuperar la tolerancia de al-Andalus y de Córdoba en tiempos de la Inquisición.
Para empezar a reconocer las lagunas históricas, al-Andalus era una extensión geográfica, algo confundible con un Estado, y Córdoba era una parte de esa zona. Pero lo que de verdad espanta es la contemporaneidad inventada por él del Califato de Córdoba y de la Inquisición Española.
Por otra parte, el Islam tiene como precepto respetar a las otras religiones del Libro. Llamándose Libro al Antiguo Testamento. Así, Islam, Judaísmo y Cristianismo comparten este Libro dentro de sus creencias. Jesucristo para el Islam no es más que un profeta, pero no deja de ser un personaje dentro de sus propias creencias.
Es cierto que en tiempos de al-Andalus había tolerancia, pero más que tolerancia, convivencia. No hay más que darse una vuelta por los cascos históricos de las ciudades andaluzas y observar cómo las juderías, o barrios judíos, están a unos metros no más de la zona de poder gubernamental y militar musulmanas. Los judíos se sentían seguros y protegidos junto a los musulmanes, más que junto a los cristianos.
Y finalmente, la Inquisición Española tuvo su origen en 1478, siendo fundada por los Reyes Católicos, cuando al-Andalus no era más que un rescoldo de lo que fue y cuando la citada tolerancia o convivencia ya no tenía sentido.
Por eso, sólo decir: ¡Hay que estudiar más!
Lo que voy pensando de lo que va pasando © 2009

jueves, 4 de junio de 2009

Cocina andaluza y Roma

Tengo un amigo, Juan Carlos, que me comentó que le gustaban temas como las recetas de cocina y la historia medieval. Estos temas me dieron la posibilidad de no tratarlos por separado, haciendo un recorrido, breve por la cocina española en tiempos de Roma. Está claro que no hablo de recetas ni de la Edad Media, pero él lo comprenderá.
Con la llegada de Roma se puede decir que se inicia la cocina fusión, algo que ahora está tan de moda entre los géneros musicales. El concepto actual de Roma como metrópoli es Nueva York, todo lo que busques lo encuentras, si algo se vende o se compra, seguro que en Nueva York lo hay.
A Roma llegaban los mejores aceites de nuestras tierras, llegaban al puerto de Ostia, y llegaban en tal cantidad que se formó un monte artificial, el Testaccio con los tiestos de las ánforas vacías. Llegaban también ánforas llenas de garum y de vino. Otras importaciones desde nuestras tierras eran unas pequeñas alcachofas confitadas en aceite procedentes de Córdoba y embutidos de nuestras sierras.
De aquella época quedan en nuestras cocinas las torrijas, los flanes y los guisos de legumbres. El primer cocinero andaluz de prestigio fue Lucius Junius Moderatus, más conocido como Columella que escribió un libro de recetas. Séneca también trató sobre la cocina pero fue de modo crítico, ya que afirmaba que la cocina con su afán por los excesos había corrompido a la juventud.
Durante la época romana había cocineros de élite, y eran griegos. Siempre ha habido a lo largo de la historia este tipo de distinción, como en las cocinas sureñas del siglo XIX eran las mujeres negras, durante gran parte del siglo XX los cocineros franceses y desde finales del siglo XX hasta nuestros días son los cocineros españoles los que están en la cumbre acaparando los mejores restaurantes de Nueva York y las listas y premios de cocina mundiales.
Lo que voy pensando de lo que va pasando © 2009